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ESTUDIO SOBRE LAS MENTIRAS DE LA NAVIDAD:

ESTUDIO SOBRE LAS MENTIRAS DE LA NAVIDAD:
Querido maestro de escuela dominical, padre y amigo: Le invitamos a ver estos videos..Pinche sobre la imagen.

JESÚS SALVA

MENSAJE AL MAESTRO
El objetivo principal del trabajo con los niños es la salvación, seguida entonces del desarrollo espiritual y la preparación para el servicio cristiano. Es por esto que nuestras lecciones tienen en cuenta el crecimiento en el conocimiento de la Palabra de Dios, preparando al niño para el trabajo del Señor, pero sin dejar de lado el mensaje de la salvación, pues estamos conscientes de que muchos pequeños aun no han tomado la decisión de recibir a Cristo como Salvador. La lección de este domingo es exclusivamente evangelista al contar la muerte y resurrección del Señor, explicando con palabras sencillas el problema del pecado. Esta es, por lo tanto, una ocasión especialmente buena para que usted lleve a sus alumnos a reconocer, que aunque sean niños, necesitan ser salvos pues nacieron siendo pecadores, llevándoles luego a aceptar a Cristo como Salvador. Sin embargo, esta es una experiencia que usted mismo necesita haber vivido. Además, esta es la necesidad básica del maestro-evangelista: una nítida experiencia de la salvación y la convicción eterna.


OBJETIVO
Que el niño aprenda que Jesús es el único que puede salvarnos y tome la decisión de recibirlo como Salvador.

USTED NECESITARÁ
Papel cartón rojo
Creyones

PALABRA CLAVE
"Salvación"
Ilustre el cartel de la palabra clave con la figura de una cruz.

PARA GUARDAR EN EL CORAZÓN
"Cristo murió en lugar de nosotros... fue sepultado y, después de tres días, Dios lo resucitó."
1ª Corintios 15:3-4

Haga dos cruces en papel cartón rojo aproximadamente de 15cm de largo. Escriba en cada cruz la mitad del texto a memorizar. Lea el versículo completo en la Biblia, explíquelo y luego memorice la parte principal.

CONTANDO HISTORIAS DE LA BIBLIA
Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera. 
Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó. 
Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno. 
Era la hora tercera cuando le crucificaron. 
Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS. 
Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda. 
Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos.
Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas,
sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.
De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. 
El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban. 
Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 
Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías. 
Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle. 
Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. 
Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. 
Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. 
También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, 
quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, 
José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 
Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. 
E informado por el centurión, dio el cuerpo a José, 
el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. 
Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.


REVISTA DEL ALUMNO


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